"El verdadero viaje de descubrimientos no consiste en buscar nuevas tierras, sino en ver con nuevos ojos"
Marcel Proust
"La conciencia humana emprende la conquista del conocimiento como respuestas a ciertos estímulos, estímulos que pueden ser duros o blandos. Un estímulo blando es el que proviene de otra conciencia (los que yo pueda transmitir aquí, por ejemplo); es una conversación, es un cuadro, es un libro. El estímulo duro es el que proviene de la propia conciencia; es la agitación del alma, un asalto. Es la súbita perplejidad ante lo hasta entonces natural y cotidiano"
Jorge Wagensberg
Se convierte en un interesante ejercicio intelectual la lectura del macroproyecto de investigación "Condiciones De/Para La Organización Compleja Del Conocimiento En El Eje Epistémico Contemporáneo De Sociedad-Educación-Cultura" que sirve de guía al desarrollo de la maestría en educación que hoy iniciamos. Realiza primero, una ubicación en los prerrequisitos cognitivos necesarios para su comprensión y desarrolla una mirada a la evolución del pensamiento situando primero al lector, como punto de partida, en los albores de la modernidad clásica.
La justificación acerca del nombre, macroproyecto, planteada por los autores del proyecto de investigación atrajo mi atención porque muestra lo elevado del propósito de la maestría que quiere romper definitivamente con los esquemas reduccionistas que imperan en la actualidad.
Haciendo aplicación práctica de su propio discurso, en el cual se afirma que: .."está al comienzo de todo trazado conceptual el doble ejercicio de definir de una parte, el marco dentro del cual se sitúa la racionalidad del discurso que se reemprende y de otra, convocar a los autores y obras que lo soportan..", los docentes investigadores y su director inscriben en primera instancia el relato académico del macroproyecto en el marco de la racionalidad compleja, citando luego como autor de referencia e inspirador del método de pensamiento complejo al intelectual Parisino Edgar Morín.
Edgar Morin, uno de los principales filósofos contemporáneos de Francia, es nacido en Paris en 1921. Morin es actualmente Director Emérito de Investigación del Centro de Investigación Científica y Presidente del Instituto Internacional de Pensamiento Complejo creado por la Universidad de El Salvador, en 1997 en Buenos Aires.
En la nota introductoria que hace al libro "Introducción al Pensamiento Complejo" de Morin, Marcelo Pakman plantea un argumento que invita a la reflexión y me permite iniciar el entramado conceptual, objeto de este ensayo, cuando afirma que,"le cabra a cada cual, desde el campo cotidiano de su quehacer, encontrar el modo de hacer jugar el pensamiento complejo para edificar una practica compleja, mas que para atarse a enunciados generales sobre la complejidad".
Su trabajo se centra en el conocimiento que no obstaculiza y es libre, capaz de captar la complejidad de la realidad. Lo importante del pensamiento es la observación de lo singular en el todo. Busca comprender la complejidad antropológica y social a través de la incorporación de lo biológico con lo imaginario.
Morin ilustra a través de su obra como la incapacidad del hombre para expresar su confusión, para definir de manera simple, para nombrar de manera clara, para poner en orden sus ideas da origen al concepto de complejidad.
Su argumentación, va orientando al lector interesado en el análisis ordenado del proceso evolutivo del pensamiento, paso a paso, aunque de una manera medianamente compleja, con un lenguaje al cual de pronto no se esta acostumbrado y que por lo tanto requiere una lectura cuidadosa.
En lo personal, permite una reflexión dinámica sobre la reforma del pensamiento en la ciencia, del paradigma mecanicista al paradigma de la complejidad, invitando a la búsqueda de lecturas que permitan una reubicación en el contexto de esta nueva realidad de mundo que se nos presenta. Una difícil ruptura epistemológica para un profesional formado en los arquetipos de la medicina científica tradicional.
El Paradigma de la Complejidad aglutina a científicos de diversos campos de conocimiento que insisten en la conveniencia de adoptar nuevos modelos teóricos, metodológicos y, por ende, una nueva epistemología, que permita a la comunidad científica elaborar teorías más ajustadas de la realidad que posibilite, al mismo tiempo, diseñar y poner en prácticas modelos de intervención -social, sanitaria, educativa, política, económica, ambiental, cultural, etc.- más eficaces que ayuden a pilotar y regular las acciones individuales y colectivas.
Igualmente, el texto del macroproyecto nos aclara como el pensamiento complejo en realidad no propone un nuevo método para acceder al conocimiento, sino que nos induce al ejercicio retroactivo que conlleva a la reflexión sobre su propio modo de proceder. Se hace allí una crítica a la manera como se construye y concibe la verdad, la cual solo puede lograrse, según la visión tradicional, sobre el camino recto y seguro de los métodos de investigación. Sin embargo, estos modos de conocer, se afirma, son unos lentes que predisponen a construir determinado conocimiento, por lo cual la verdad termina siendo acomodada a nuestras necesidades o deseos. La realidad va mas allá, es compleja, caótica.
La misma crítica plantea Morin cuando ejemplifica sobre las visiones geocéntrica y heliocéntrica del mundo. Que acertada resulta esta comparación. Solo con los recursos de la imaginación se nos permite estar en uno y otro momento de la evolución de este pensamiento y comprender la incertidumbre de los hombres del momento.
En el macroproyecto se exponen y analizan diversas teorías, de las cuales para mi son mas cercanas las neuro-psicológicas y del comportamiento, que han aclarado en algo los modos de conocer y el conocimiento mismo, con base en lo cual se concluye que hoy por hoy existe nueva incertidumbre en el conocimiento y su método.
Desde otra perspectiva, Morin en su libro hace un interesante análisis sugiriendo la necesidad de reconocer que al mismo tiempo que el conocimiento avanza, de igual forma lo hace el error, la ceguera y la ignorancia.
Nos centra en su análisis en el imperialismo del pensamiento basado en los principios de disyunción, reducción y abstracción, fenómeno que el denomina "paradigma de la simplificación". Según Morin fue Descartes quien formuló este paradigma al desarticular al sujeto pensante (ego cogitans) y la cosa extensa (res extensa), es decir filosofía y ciencia.
Tal disyunción, ha aislado radicalmente entre si a los tres grandes campos del conocimiento, la Física, la Biología y la Ciencia del Hombre. La única solución a esta disyunción fue entonces, la reducción de lo complejo a lo simple.
Nos enfrentamos entonces a las posibilidades y limites del conocimiento humano, referidas también en el macroproyecto, el cual nos remite a la actividad computante, del procesamiento de la información pero también de la actividad pensante que produce.
Investigando al respecto, mas allá, desde otro campo del saber, encontramos las ideas de Alfonso Cornejo Álvarez quien afirma que..."el hecho de vernos acorralados en un medio ambiente complejo caracterizado por el desorden, cada vez más demandante, nos exige un despliegue cuantioso de recursos y acciones, que si no son realizados inteligentemente pueden llevar a complicar aún mas el escenario presente. Atrapados en este mundo, aparentemente a merced del devenir hemos recurrido constantemente a la alegoría de caos para definir el desorden que nos rodea. Esto ha dado pie al uso indistinto del término caos para señalar confusión y desorden, sin importar de qué tipo de desorden estamos hablando. Por consiguiente, y apoyándonos en las diversas definiciones, el concepto de caos (como comúnmente lo conocemos) también lo define el observador y el es quien fija los criterios para identificar el momento en la que una situación puede ser llamada caótica. Estos patrones con los que cuenta el observador para definir si una situación es caótica o no, son referidos en un apunte del libro "Introducción a la Teoría de Sistemas" de Niklas Luhmann (1996, pag. 116) donde se acota lo siguiente: "La observación no se desarrolla de manera arbitraria, dado que la teoría de los sistemas cerrados autopoiéticos parte del supuesto fundamental de que la operación de los sistemas, al estar determinada estructuralmente, depende de su estructura y de su pasado". Si partimos de la base de que no hemos establecido definiciones claras de lo que significa caos resulta fácil comprender por que la palabra se utilice indistintamente ante situaciones complejas (siempre desde el punto de vista del observador u observadores). Sin embargo los términos caos y complejidad se manejan indistintamente y nunca nos hemos preocupado por diferenciarlas, si preguntarnos si es que entre ellas existe diferencia. Aunque en mi experiencia he llegado a observar que típicamente las definiciones manejadas son: Complejidad: algo difícil de resolver, que implica un reto afrontarlo. Caos: algo imposible de entender por la dinámica de variables que participan en la situación. En el caso de la Complejidad, ya hemos hecho el esfuerzo por comprenderla y darle forma, y en el caso de la definición de Caos podemos mencionar que últimamente se está desarrollando una corriente, vamos a llamarla, intelectual aunque aun no puede ser reconocida absolutamente como ciencia, pero que gracias a la ayuda de la computadora y otro tipo de tecnologías comienza a emerger. Como menciona Moisés José Sametban (1994, pag.13) "A diferencia de lo que ocurre en otros campos de la física, como la mecánica cuántica, las investigaciones sobre partículas fundamentales que constituyen la materia o las teorías sobre el origen del universo, se está intentando aplicar esta "ciencia del caos" a muchos eventos vinculados directamente con las experiencia humana habitual, y explicar así fenómenos tan disímiles como las arritmias en el funcionamiento del corazón, o aspectos de la economía como las fluctuaciones de la bolas de valores, o también la aparición de la vida sobre la Tierra, además del comportamiento de los sistemas físicos dinámicos con un numero elevado de componentes como pueden ser la atmósfera o un líquido en estado turbulento." El concepto de caos es reciente, y surge gracias a las valiosas aportaciones y trabajos acumulados de científicos e investigadores de diferentes disciplinas que han posible que emerja lo que ahora se ha dado a llamar la Teoría de Caos, uno de cuyos principios establece el hecho que dentro del Caos existe Orden y también dentro del Orden existe Caos.
Siguiendo la recomendación de Pakman de tener como hilo conductor de mi discurso las reflexiones hechas desde el campo cotidiano de mi quehacer profesional y teniendo en cuenta todas las otras aportaciones referidas aquí hasta el momento, puedo afirmar con certeza como fruto de las vivencias y observaciones realizadas a lo largo de estos cortos años de ejercicio profesional en medicina, que contrario a lo que comúnmente suele pensarse sobre esta actividad considerada por muchos como la aplicación de la ciencia pura en beneficio del hombre, no existen verdades absolutas ni resultados predecibles.
Esta ciencia majestuosa y de apariencia inconmovible fue estremecida violentamente en las postrimerías del siglo XIX y principios del XX por dos hechos principales: el Principio de Incertidumbre de Heisemberg y la demostración de singularidades en las trayectorias de ciertos sistemas. El Principio de Incertidumbre, introducido a raíz de la mecánica cuántica, muestra la imposibilidad de obtener conocimiento totalmente objetivo cuando se hacen mediciones de ciertos fenómenos: el observador, por el solo hecho de observar, perturba al objeto observado de tal forma que en estos casos siempre se introduce una incertidumbre imposible de eliminar. La existencia de singularidades en ciertas trayectorias fue postulada por el matemático francés Jules Henri Poincaré, a finales del siglo pasado. Poincaré demostró que ciertos sistemas, regidos por leyes deterministas, presentaban trayectorias de evolución que llegaban a ciertos puntos de indeterminación en los cuales el sistema podría optar por varias posibilidades y la escogencia era un evento totalmente aleatorio; a tales puntos los llamó de singularidad por Poincaré y actualmente se conocen como puntos de bifurcación. Se caracterizan porque representan la aleatoriedad intrínseca en las trayectorias, aleatoriedad que no desaparece con la obtención de mayor información sobre el sistema. En estos puntos la indeterminación es un evento per se y elimina la posibilidad del determinismo futuro en el comportamiento de los sistemas. Los trabajos pioneros de Poincaré abrieron el camino para el estudio de los sistemas intrínsecamente indeterminados; estudio que, reforzado con la ayuda del computador, ha dado origen a la actual ciencia del caos y la complejidad, cuyas influencias en medicina vamos a mencionar. Para el determinismo clásico todo sistema, natural o artificial, debería presentar trayectorias de evolución totalmente predecibles para cualquier tiempo futuro. El planteamiento actual, surgido a raíz de los trabajos en sistemas dinámicos, es diferente. Actualmente se cree que la mayoría de los sistemas presentan pautas de evolución intrínsecamente indeterminadas; incluso con la ayuda del computador ha sido posible simular trayectorias de evolución para muchos sistemas y se ha observado que sólo son predecibles los muy simples y bajo condiciones ideales. Los sistemas reales presentan trayectorias que tarde o temprano, dependiendo de la complejidad del sistema, se hacen indeterminadas; incluso sistemas regidos por leyes totalmente deterministas, cuando despliegan su evolución, se hacen impredecibles al cabo de un tiempo mayor o menor. Esta impredecibilidad surgida en el seno de leyes deterministas es lo que se ha llamado el caos determinista.
Quiero traer a conversación estas ideas relacionadas con mi profesión, porque después de las lecturas del macroproyecto de investigación, las reflexiones de Edgar Morin y todos las demás autores referenciados se refuerzan mis convicciones y temores en relación con la inconsistencia de muchas de nuestras actuaciones en la medicina.
Inicia el macroproyecto afirmando en el exergo, que la modernidad clásica situó el pensamiento y la sensibilidad en lo parcelario-determinista, en la naturaleza hiper-especializada del conocimiento que desgajo en regiones o parcelas las visiones-aprehensiones-comprensiones tanto del mundo cósmico como del mundo humano, separando el conocimiento de su contexto.
La idea es enteramente aplicable al contexto del ejercicio de la medicina actual. A medida que la ciencia avanza y se realizan nuevos descubrimientos, como lo expresa en su articulo el doctor Luis Carlos Burgos, que antes que aclarar amplían las dudas en relación con el funcionamiento de los sistemas biológicos, se acentúa más la incoherencia entre la ignorancia del hombre con respecto a la vida y la actitud arrogante que en su practica esgrimen muchos profesionales de la medicina. Actitud displicente que como tal, nos aleja del sentido común y la sensibilidad con nuestros congéneres, poniendo en grave riesgo de complicaciones y hasta la muerte, al paciente que no por su voluntad, sino por la ignorancia o avatares del destino, tiene que hacer uso de nuestros servicios.
Me refiero entonces, a la iatrogenia médica que es más frecuente de lo que se pueda imaginar el común de la humanidad, producida en la mayoría de las veces no únicamente por la ignorancia científica de los médicos; que aunque se presenta es un hecho menos habitual; sino justamente por la aplicación omnipotente de recetas y procedimientos estandarizados, en un sujeto que no es estándar.
Mi critica en este caso no está referida únicamente al medico, porque también el se guía por un marco de referencia tal como lo hacemos aquí ahora por la racionalidad compleja y tiene como pautas de su quehacer, los resultados de cientos de años de "investigación científica".
Mi crítica ahora esta dirigida a la medicina como campo del conocimiento y sus métodos, que de una parte son reduccionistas fragmentando al ser humano y descontextualizándolo tanto de su entorno como en su unidad física y psicológica y de otra, son dogmáticos, pues no le permiten al medico cuestionar, reformar su pensamiento, crear, aumentar su sensibilidad reintroduciéndose en el proceso mismo del conocimiento científico y por ende reconocerse como ser humano. Por el contrario, de una manera inconciente sus propios temores lo llevan a pensar que sus conocimientos lo ponen en un plano casi divino.
¿Temor a que? Temor al error. A la crítica de sus colegas. A que se lo considere ignorante o loco. A perder su empleo. A las demandas. En fin, es mas cómodo actuar igual a todos y mantener la actitud omnipotente que nos protege.
Algo diferente sucede con el comportamiento de los profesionales dedicados actualmente al tratamiento con medicinas alternativas. Sin embargo, muchos no hemos tenido aún el interés de aprender estas técnicas terapéuticas (y no se si algún día lo haga), porque aunque tal vez estemos equivocados, atemoriza causarle daño a un paciente. Ya esta suficientemente comprobado que con nuestros tratamientos, que cuentan con el respaldo científico antiquísimo de la medicina tradicional transmitido en la cátedra universitaria, aun los mejores especialistas, en muchos casos, causan mas daño que beneficio.
Aunque algún día quizás cambie de parecer, por ahora creo que si la medicina tradicional universal sustentada en la investigación científica milenaria ha entrado en crisis con su verdad, qué se puede esperar de todas aquellas corrientes de pensamiento que apenas afloran o que se amparan en supuestas tradiciones, que no demuestran en su casuística el rigor de la ciencia.
Por esto, en mi caso el interés actual, como medico y docente de las nuevas generaciones se centra, a través de la investigación pedagógica y curricular, en educar.
Educar al paciente, para que tenga estilos de vida saludables tendientes la conservación de la salud y la prevención de la enfermedad evitando los riesgos de las consultas e intervenciones innecesarias.
Educar al medico, para que reforme su pensamiento y sensibilidad, se reintroduzca en el proceso del conocimiento y permita el dialogo entre la ciencia y el humanismo, convirtiéndose en un ser humano humilde y satisfecho con su quehacer profesional.
DUMER A. PEDRAZA ORDÓÑEZ
Medico Y Cirujano - Universidad De Antioquia - Medellín - Colombia
Especialista En Gerencia De Servicios De Salud - Universidad Libre Cali - Colombia
dpedrazao@tutopia.com
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