Un Camposanto es muy parecido a una Biblioteca. Sus nichos son como estantes. Cada persona se corresponde con un libro. Las personas tienen una historia, un cuerpo sin volumen; tienen huesos y músculos, que vendrían a ser hojas y la encuadernación. Los capítulos son órganos, las palabras son células y las letras son genes.
Así, cada humano tiene un cuerpo y una personalidad. Todo lo que vivimos es lo que somos, y lo que vendrá será lo que nos falta. En un Camposanto hay colecciones de huesos, cenizas, cabellos, uñas y dientes. También hay biografías en forma de espectro y una enciclopedia inmensa que contiene los últimos pensamientos; los aferrados. Los que tardan en salir del hueso.
Imágenes no hay; son parte del aire y las va llevando el viento de lugar en lugar.
Así, cada humano tiene un cuerpo y una personalidad. Todo lo que vivimos es lo que somos, y lo que vendrá será lo que nos falta. En un Camposanto hay colecciones de huesos, cenizas, cabellos, uñas y dientes. También hay biografías en forma de espectro y una enciclopedia inmensa que contiene los últimos pensamientos; los aferrados. Los que tardan en salir del hueso.
Imágenes no hay; son parte del aire y las va llevando el viento de lugar en lugar.